Los colores de México

Sala 9

Tania Cámara Solís en el Museo Fernando García Ponce-Macay es un encuentro de dos historias creativas. Por una parte el museo, concebido desde la plataforma del Arte Contemporáneo, ejerce su función de crear un espacio cultural que contribuya, con cada exposición, a la difusión de las tendencias y diversas manifestaciones de su propia comunidad artística en Yucatán. Cada exposición, en sí misma, es un acto creativo colectivo.

Para la historia creativa de la artista representa una huella en su propio recorrido marcado por su obsesión y pasión por el color que igual transforma los objetos que las máscaras, los rostros o la naturaleza salvaje y tropical. Nada escapa al pincel donde las piñatas, las banderas, el mar, la tierra y su flora dejan al espectador extasiado y seducido por una energía vital que anima cada trazo, cada objeto y cada momento.

Lo que atrae la mirada es el juego incesante, vertiginoso de colores y formas que irremediablemente nos atrapa, al igual que la vida, en la danza derviche y mediante los giros del color sobre el mismo eje y debido a la rotación sin respiro, conduce a un estado de éxtasis donde los límites de las formas, el tiempo y el espacio, se borran. Somos otros y hemos caído bajo el influjo misterioso de una dimensión diferente que no nos es ajena pero que no es posible atrapar por la palabra.

La cotidianidad de nuestra mirada sobre los objetos es trastocada, banderas o piñatas, hamacas o arlequines sufren la transformación del color ya que no se trata de que un color produzca una emoción, no es la emoción a la que apela, tampoco es una cuestión solamente de estética sino es un asunto donde el sujeto que mira se deja llevar por los terrenos desconocidos de un mundo que puede reconocer como propio pero que al mismo tiempo que le producen placer también le inquietan al abrirse a un dimensión diferente que no es capaz de definir.

Historias humanas, historias naturales que confluyen en un eje: la vida.

Cada cuadro es un relato, no cualquier relato sino el relato del vivir. No interesa si la historia es corta o larga como tampoco si es sencilla o de gran alcance ya que el arte al reflejar la naturaleza giratoria de todo lo que miramos y vivimos , desde las galaxias, el pensamiento y finalmente a los átomos, nos lleva a unir el cielo con la tierra, el fuego con la nieve, el mar y la tierra y a convertir los objetos en vibrantes personajes de un perfecto y armónico universo de color.

El efecto, por tanto , es similar a lo que se logra con la danza derviche: llegar a un estado donde el tiempo y el espacio se abolen y tan solo queda la sensación del infinito. El hoy y el siempre unidos en un fugaz instante donde la mirada del espectador y de la artista convergen en cada cuadro.

 

Mónica Rangel Hinojosa

Acerca de Tania Cámara

Tania Cámara (Mérida, Yucatán, 1957). Inició sus estudios de pintura en el año de 1972 con el Mtro. Alonso Gutiérrez Espinosa. Continuó su formación con la Mtra. Amalia Casados a finales de los ochenta y desde entonces ha expuesto en diversas galerías y museos de la ciudad, del país y en Estados Unidos. 

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