Mi labor escultórica que comenzó en 1982, hace ahora 36 años, en un fructífero trabajo en soledad, me ha llevado a la realización de cientos de esculturas en piedra. Éstas, la investigación con diferentes materiales y mi pasión de lector infatigable, a su vez, me han conducido a la incursión en varios tipos de lenguajes escultóricos que, aunque en una primera y somera lectura parecen diferentes o dan la falsa impresión de que estoy en cambio continuo, hay debajo de todos ellos una sutil pero decisiva y enérgica línea que todo lo hilvana. Una urdimbre en la que se estructura o trama todo el discurso escultórico: LA SEMIÓTICA, el signo de las cosas; el resultado de expresar las ideas y sentimientos en formas lo mas simples, sencillas y limpias posibles.
Encaja en esa urdimbre, mi última forma de proceder que sería “LA DECONSTRUCCIÓN” en la que he trabajado los últimos quince años y que se desarrolló releyendo al desaparecido Jacques Derrida y abundando en su hacer y rehacer, en su deconstruir el pensamiento... Con esa “Deconstrucción” trato de expresar una renovada forma de ver el mundo; de volcar una fresca y nueva mirada, de rehacer una vez más la vida, de desmantelarla para buscar otras formas de expresión, con el fin de que siendo siempre la misma surja nueva.
Alberto Bañuelos