Una exposición es reflejo de la incertidumbre planetaria

Una exposición es reflejo de la incertidumbre planetaria

Artista deja una “huella irracional” para reflexionar

El cinco de junio pasado, en el marco de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, la ONU hizo un llamado a frenar un hecho alarmante: año tras año llegan a los océanos 8 millones de toneladas de plástico, amenaza mortal para la vida de los animales y plantas del mar y para la vida humana y terrestre también. El panorama es tan complicado que ya se empieza a hablar de una plasticósfera.

Y ese ámbito del deterioro planetario es solamente uno de muchos frentes desde los cuales el planeta Tierra recibe innumerables agresiones a su estabilidad, salud y permanencia.

Con esa preocupación subyacente al principio y explícita después se ha configurado la exposición “La huella irracional, Antropoceno, Noosfera, Tierra” de Jeannette Betancourt, instalada en la sala nueve del Museo Fernando García Ponce: una invitación a reflexionar y a actuar.

El título, como bien explica Irving Domínguez en la hoja de sala “El golpe de lo irreversible”, conecta de entrada al espectador con dos conceptos, el primero el del antropoceno como la etapa futura —o más bien en proceso de configuración— que sucede al holoceno y que en el período cuaternario de la vida del planeta da un giro hacia el protagonismo de los efectos del ser humano sobre las circunstancias globales. El segundo concepto, noosfera, es la que trasciende a la geosfera formada por materia inanimada y a la biosfera formada por vida biológica y se centra en la cognición como sustrato elemental del desarrollo terrestre.

Sin embargo, más allá de los conceptos, la experiencia del recorrido por la obra —fruto de un trabajo de dos años de la autora— implica y demanda una conexión mayor con lo que está expuesto, ya que en su lenguaje artístico Jeannette emplea la instalación, la tecnología y la investigación y con ellas tres juntas en sus piezas emite un mensaje no unívoco que pide una mirada más próxima a cada objeto y cuya lectura particular invita en cada caso a una diferente reflexión, una idea, una acción.

En su exposición, entre otros recursos constructivos y compositivos, el espectador encontrará tarjetas de crédito caladas a mano que denuncian el hiperconsumo y el consumo ilegal, piezas en las que se ensambla la madera con bolas de acero para hacer un llamado hacia la negación contemporánea de la naturaleza, una escultura fotográfica, redes tejidas a mano, una instalación escultórica penetrable con sistema de iluminación y con sonido, cronómetros digitales de pared, piezas de bronce y grabados, un vídeo y una escultura en resina.

En particular podemos dirigir nuestra atención a varias piezas trazadas con polvo callejero resultado de la contaminación (digamos la solidificación del esmog) a manera de apocalípticos croquis resultado de la recolecta de partículas y desechos en la acción llamada “Materia suspendida” y que el espectador puede ver en línea en la dirección de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=DXnHpvdQVmo.

La autora acompaña el vídeo de una observación en la que apunta que “Ciudad de México se delimita por la famosa ‘nata’ que vemos al aproximarnos a esta megalópolis. Ese aire contaminado de tono café grisáceo que contiene sustancias contaminantes y metales pesados entre muchas otras cosas. En la proximidad, lo que respiramos se vuelve casi invisible mas no existente…”.

En efecto, ese “lo que respiramos” y resulta más que tangible porque Jeannette lo puede recolectar y luego emplear en la creación de croquis y trazos de las zonas urbanas, dibujando con polvo —digamos que como los monjes budistas realizan, en un contexto muy distinto, sus mandalas de arena colorida—. El resultado de estos ejercicios está presente en cuatro piezas tituladas “Primer cuadro”, “Perímetro I”, “Perímetro II” y “Perímetro III”.

El día de la inauguración de la exposición se presentó también por única vez y en vivo una obra multidisciplinar titulada “El devenir”, título de lo abierto, lo voluble, lo esperanzado y lo desencantado.

Tras el recorrido por la exposición nos preguntamos si hay que esperar pasivamente ese futuro distópico que se alza como el peor de los escenarios posibles. Y en su obra, Jeannete solo advierte y señala: contaminación, consumismo, acumulación, exceso, desperdicio. Quien tenga ojos para ver, que vea… https://www.jeannettebetancourt.com/.— María Teresa Mézquita Méndez para “El Macay en la cultura”

Fuentes: Diario de Yucatán