Visitar los grandes museos puede resultar abrumador, algunas colecciones son tan extensas que es prácticamente imposible contemplar a detalle cada una de las obras en una sola visita. Es parte del encanto de estos espacios. Cada vez que acudimos, tenemos la posibilidad de encontrar algo “nuevo”.
Nos maravillamos y no damos crédito cuando por fin estamos ante un famoso cuadro o escultura que tan sólo conocíamos a través de los libros y publicaciones.
Incluso ahora que con algunos teléfonos móviles podemos registrar esos momentos y los museos han comenzado a ser más flexibles respecto a tomar fotografías en las salas incitándonos a compartir nuestras imágenes en Instagram o Twitter, vemos cómo estas redes sociales en internet también se van poblando y convirtiéndose en una fuente documental y de participación social para la difusión del arte.
Cierto es que no todos somos expertos en arte y que muchas de esas imágenes son producto de modas, que no hay una gran conciencia y profundidad detrás, los más puristas seguramente quieren “prendernos fuego”, pero en lo personal no tengo dudas: las redes sociales son una buena forma de acercarnos al arte, de enriquecer nuestra experiencia y formar nuevos públicos.
Pero qué pasa con las obras que no son tan populares, ésas de las que nadie nos contó y que no aparecen en nuestros libros de historia del arte. Julien de Casabianca, artista visual y cineasta francés, lanzó en el 2014 “Outings”, un proyecto de participación social a nivel mundial con el que busca llevar al espacio público pinturas que por su belleza e historia merecen les pongamos atención.
La mayoría de las personas que visitan los museos se retratan con las obras famosas, pasan varios minutos contemplándolas y horas en largas colas de acceso para poder “admirar”, en una fracción de segundos, la pieza de moda.
Julien pensó en aprovechar estos fenómenos para animar a los visitantes a tomar una fotografía de pinturas de autores anónimos, principalmente de los siglos XV a XVII, y participar en su proyecto. La idea es imprimir esas fotografías en gran formato y pegarlas en muros de edificios abandonados o en mal estado, procurando no hacerlo en edificios históricos y preferentemente contando con el permiso para ello.
“Outings” hizo sus primeras apariciones en París y Londres, ahora se han sumado ciudades de España, Italia, Estados Unidos, Argentina, Brasil, incluso México, entre muchos otros.
Además de llenar de arte el espacio público y sacarnos de la rutina visual, Julien de Casabianca procura compartir su mensaje invitándonos a valorar estas pinturas, resaltando su belleza al sacarlas de su contexto. Ya no son una pintura más en el museo, son la pieza estrella y dominan el espacio.
No sólo los visitantes han aceptado participar en “Outings”, la iniciativa también ha cautivado a museos y galerías que comienzan a sumarse al proyecto.
A través del sitio www.outings-project.org, el artista mantiene comunicación con los usuarios y participantes del proyecto, incluye información legal para estar enterado de lo que se puede y no fotografiar dentro de un museo, algunos consejos para lograr una buena impresión digital y los materiales e información que necesitas tomar en cuenta antes de salir a la calle a pegar tus imágenes. Igualmente, hay un mapa y galería online donde se pueden ver las piezas pegadas alrededor del mundo. Para participar se deben enviar fotografías con ciertas características que también se dan a conocer en la página. Las fotografías de los usuarios son parte esencial de Outings, ¿te animas a participar?— Aída Barrera Pino