Cuerpos vibrantes

Salas 6 y 7
La búsqueda renovada
 
La exposición de Marcela Lobo (Ciudad de México, 1959) reúne una selección que abarca desde la pintura hasta el ensamblaje. Este cuerpo de obra representa una nueva etapa de su producción, misma en la que la artista busca renovarse y depurar sus recursos compositivos, hermanando este periodo creativo con el resto de su obra a partir de una constante atención al color como uno de los protagonistas que, de manera desinhibida, se manifiestan en su trabajo. Aunque su paleta nunca la ha limitado a la réplica de los colores y contornos de la realidad objetiva, en sus nuevas pinturas las gamas cromáticas se reconocen como campos dispuestos a vibrar a partir del vínculo y el contraste en una lógica dictada primordialmente por el proceso creativo y el formato: cada obra, en lugar de ser un soporte de representación, está convertida en un reto autónomo en el que plantea diversas estrategias para reconciliar la liberación del color y el control estructural.
 
Como recurso que participa en esta voluntad “abstracta” por el dominio formal de los elementos, Lobo mantiene un repertorio, cada vez más depurado, de elementos figurativos, de motivos recurrentes que, más que componentes de una compleja narrativa, colaboran en la contención estructural de las obras, al tiempo que las mantienen próximas al ámbito de lo humano. Algunos de estos elementos, como las bicicletas y los sillones, son aún próximos a lo inmediato cotidiano; otros, como los maniquíes de sastre, pertenecen a regiones más singulares del mundo de los objetos, propios de miradas curiosas que, como la de Lobo, escudriñan nuevos sentidos para los objetos relegados.
 
Esta curiosidad coleccionista y creativa ha facilitado los componentes de sus ensamblajes, en los que la presencia de antigüedades puede trasminar cierto efecto de nostalgia, misma que es atemperada por las insólitas nuevas maneras en que la artista los dispone buscando articular equilibradamente, como en sus pinturas, patrones rítmicos y dinámicos con un sentido armónico de ordenación y contención. Por otro lado, los recortes de revistas, los pedazos de muñecos, las herramientas manuales, los muebles y las bicicletas que aparecen –ya sean pintados o adheridos– en sus obras están constantemente aludiendo al cuerpo humano, mismo que, aunque no aparece completamente manifestado como integridad en esta nueva producción de Lobo, es anunciado como una búsqueda, como un interlocutor que se mantiene, como un sentido, como una razón de ser de la práctica artística.
 
En muchos sentidos, la renovada disciplina que se ha impuesto Marcela Lobo le ha implicado actualizar –desde perspectivas y búsquedas necesariamente personales– los importantes y complejos asuntos que han ocupado críticamente a la pintura desde hace un siglo.
 
Jorge Reynoso Pohlenz

Acerca de Marcela Lobo

Marcela Lobo inicia su formación académica con el estudio de diseño, arte y decoración de interiores de la Universidad Motolinia de México, DF. (1975). Incursiona en el grabado y en la serigrafía en los Talleres Avante de Cancún, Q.R (1985). Cursa talleres de dibujo de figura humana y se adentra en el campo de la fotografía en el Centro Cultural Arte Contemporáneo (DF) y de pintura en el taller de Mercedes Escobar (DF). Experimenta el arte de pintar talavera en Uriarte Talavera, en Puebla, Puebla, e incursiona en el taller de cerámica de Gorky González, en Guanajuato, Gto. (1996-2013). Su búsqueda continua por la perfección estética de su obra siempre está en constante renovación a través del estudio en pro de su lenguaje pictórico.

-Marcela Lobo