Cine que se basa en libros

Cine que se basa en libros

Se adentra “Los bienamados” en sus personajes

La producción cinematográfica en México tiene en su acervo gran cantidad de películas con reconocimiento internacional. Cintas que abordan diversas temáticas en las que predomina el retrato social en donde se le pone rostro a la pobreza, la injusticia y la corrupción.

Sin duda, pensar en el cine mexicano inevitablemente trae a la memoria la imagen de la actriz Dolores del Río interpretando a Esperanza en “Flor silvestre”, a María Félix protagonizando “Doña Bárbara” o a Pedro Infante y Jorge Negrete en “Nosotros los pobres” y “Dos tipos de cuidado”, respectivamente.

Pero el cine mexicano no solo encontró en las radiografías sociales una fuente de denuncia con historias cautivantes, también encontró en las adaptaciones de obras literarias un enfoque peculiar al representar las relaciones humanas. Si bien “Doña Bárbara” nace de la obra homónima del escritor venezolano Rómulo Gallegos, adaptación llevada al cine en 1943, en la cinta predomina la evolución de su protagonista hasta volverse una tirana, así como el ambiente precario.

Sin embargo, la transformación del cine mexicano en las adaptaciones literarias encontró en 1965 una película que deja de lado lo social para explorar las relaciones interpersonales, la pasión, lo prohibido. Bajo el título de “Los bienamados”, el filme fue dirigido por Juan José Gurrola y tiene su origen en la obra “Tajimara”, de Juan García Ponce, y “Un alma pura”, de Carlos Fuentes.

La película, que consta de dos partes, inicia con la historia de Roberto, un traductor que relata el encuentro inesperado con su gran amor de infancia, Cecilia. Roberto narra a través de sus recuerdos los reveses de un amor obsesivo, violento y apasionado que lo llevan del presente al pasado y viceversa, hasta detenerse en el hecho que lo sitúa en el auto de Cecilia: la invitación a la casa en Tajimara. Aunque la historia parece solo enfocarse en esta relación, Roberto encuentra más importante observar a sus amigos Julia y Carlos, dos hermanos que viven en la casa de Tajimara y que ocultan bajo su parentesco una complicidad mucho más profunda que la fraternal. La historia permite observar el desarrollo de las relaciones que pasan de la complicidad, del mimetismo a la separación, a la imposibilidad. La primera parte culmina con la tormentosa despedida de Cecilia y con la boda de Julia.

La segunda parte de la película tiene por título “Un alma pura” y lo protagonizan dos hermanos: Juan Luis y Claudia. El episodio es narrado por los protagonistas a través de sus cartas, que relatan la evolución de su relación hasta convertirse en una obsesión. La trama comienza cuando Juan Luis se va a Estados Unidos porque no soporta “no poder ser él mismo” y tener que vivir de acuerdo a su posición social rodeado de apariencias y falsas modestias. Claudia, quien no puede abandonar su trabajo de profesora se queda en México a esperarlo. La correspondencia se va urdiendo con las esperanzas de un regreso que nunca llegará y los reclamos de un amor olvidado. Con el paso del tiempo, la relación de los hermanos se deteriora, la desolación de Claudia provoca que Clara, la prometida de Juan Luis, reciba una carta que la llevará a la muerte.

Las dos historias que conforman el filme presentan de una forma sutil la intensidad del amor en sus diferentes formas, así como aquellas prácticas que no pueden ser admitidas. De igual manera, la película muestra una percepción distinta de las relaciones humanas ya que no solo se observa el entorno en el que se desarrollan sino que se sumerge en los vínculos tormentosos, las heridas y las verdades que solo se pueden decir a través de susurros. “Los bienamados” ofrece al espectador un lugar entre el personaje y sus secretos.— Por Gabriela Trinidad Baños para “El Macay en la cultura”

Fuentes: Diario de Yucatán