“El gato”, un cuento emblemático

“El gato”, un cuento emblemático

La mirada íntima de Juan García Ponce en su obra

Para hablar de Juan García Ponce (22 de septiembre de 1932–2003) y su obra hay que hacerlo desde una mirada íntima, primero desde lo corporal hasta llegar a la memoria, a la conciencia.

En una de sus fotografías Juan García Ponce se encuentra sentado con las manos juntas. Su cabello bien peinado enmarca su rostro contemplativo, mientras que porta un traje con naturalidad como si fuera otra más de sus extremidades. El retrato no solo muestra a uno de los escritores yucatecos más importantes para la cuidad, también oculta en el claroscuro una sensibilidad que atraviesa toda su obra.

El escritor yucateco perteneció a la Generación del Medio Siglo junto con Salvador Elizondo, José de la Colina, Juan Vicente Melo, Inés Arredondo y Sergio Pitol. Su producción creativa abarcó ensayo, novela, cuento y teatro, así como crítica de arte y literatura. Además de explorar en los diferentes géneros, Juan García Ponce encontró en la escritura francesa y alemana temas que lo llevarían a leer a grandes pensadores como Pierre Klossowki, Robert Musil y Thomas Mann. Aunque su veta de ensayista y crítico de arte lo llevó a ser uno de los primeros en hablar sobre la generación artística que se erigía en el momento, su producción literaria dejó una huella impresionante.

En un artículo, Octavio Paz escribió que Juan García Ponce “no es un ensayista que redacta novelas sino un novelista que escribe ensayos”. La cita del autor de “El laberinto de la soledad” invita a reconocer en el escritor aquella sensibilidad que su literatura ofrece.

En la literatura de Juan García Ponce se puede percibir el erotismo, la inocencia y la mirada íntima y pública. Uno de los cuentos que remite a estas percepciones es “El gato”, publicado en el libro “Encuentros” (1972) y posteriormente en “Tajimara y otros cuentos eróticos” (2010). Este cuento no solo tiende a percibirse cercano, íntimo, en la construcción de la trama; también en el lenguaje que utiliza, ya que, aunque parece describir la cotidianeidad, transforma los lugares comunes en momentos profundos.

El cuento tiene como protagonista a D., su amiga y el gato, y narra la historia de cómo los tres personajes encuentran en su relación una necesidad incontrolable de verse y tocarse.

Al salir de su departamento D. se encuentra con un gato que maúlla al verlo, él decide dejarlo entrar a su casa y sorprender a su amiga mientras baja por el periódico. En la casa, el felino se percibe como eco hasta llegar al cuerpo recostado y desnudo de ella. D. regresa con el diario y los encuentra observándose, inmóviles. La relación de ellos dos evoluciona en algo mucho más complejo puesto que el gato se convierte en un elemento potenciador en la intimidad, no solo en la convivencia entre ellos, sino en el acto sexual.

El cuento, más allá de representar el erotismo como el acto sexual explícito, maneja la descripción del cuerpo en movimiento y el contacto de la piel entre la joven desnuda y el gato. Un elemento que también se percibe en el cuento es el de la mirada. En repetidas ocasiones se describe cómo él la observa mientras se mueve por toda la cama y, asimismo, el gato a ellos. El cuento “El gato” de Juan García Ponce encuentra su complejidad desde la estructura, el lenguaje y la trama. La forma como construye el escritor esa mínima distancia entre el momento y el lector, así como el instante donde el personaje narra su intimidad. “El gato” un cuento que deja siempre una profunda mirada entre el cuerpo y la memoria.— Gabriela Trinidad Baños, para “El Macay en la cultura”

Fuentes: Diario de Yucatán