La figura humana es motivo central en la obra de Fernando Castro Pacheco; denota su interés explícito por el estudio y la reflexión en torno al cuerpo. El erotismo anima buena parte de su obra, especialmente la de carácter intimista como lo son sus desnudos femeninos; en ellos, plasma las figuras de mujeres típicamente sureñas, de formas redondeas y perfiles altivos, de piel dorada y casi idealizadas, que exudan un aire de fertilidad y amor.
Precisamente, esta serie de grabados tiene como tema vertebral el amor erótico; esa vivencia maravillosa que es la entrega recíproca de los amantes, el uno al otro, sin distinciones del hombre o de la mujer, a partir de la cual, al haber una integración total y absoluta, se llega a una plenitud que es altamente enriquecedora en la vida de todo ser humano. Sin embargo, en estos trabajos el contacto sexual en sí no tiene ninguna importancia.
En alguna ocasión, el maestro Castro Pacheco señaló que la sensualidad comenzaba desde la cosa más elemental que es “tocar una tela, sentir la calidad de un tejido, de un papel o cualquier objeto hermoso y la calidad, nada menos, que de la piel. Esto hay que tenerlo muy en cuenta y no olvidarlo… Creo que el principio de Eros es algo que debe normar nuestra vida en todos sus aspectos”.