Rodrigo de la Sierra, nos presenta una selección de obras cuya característica se ve reflejada en el propio título: Timo, ya que se tratan de reflexiones en las que su personaje sustrae la ironía de la vida cotidiana. Un discurso que se ve claramente integrado a las formas sociales actuales, donde el anonimato que imponen los diversos convencionalismos, como la vestimenta del trajeado transeúnte, se convierte en un espejo de su espectador, o sea, en una otredad reflexiva.
La muestra está integrada por una serie de piezas en la que es posible apreciar la manera en que se entremezclan el humor y la crítica, por las que retrata las imperfecciones y las flaquezas de las sociedades contemporáneas, haciendo evidente la manera de armar o entrelazar aspectos fundamentales en el tratamiento de sus temas: la ética y la estética, preocupación y la apatía, la prevención y la tranquilidad; aspectos que caminan indisolublemente unidos por su obra, y que en este conjunto nos entrega.
Rodrigo de la Sierra se descubre en cada pieza como un observador y examinador de la condición humana, y que a través de su personaje Timo o Timoteo integra el escenario y narrativa de sus breves historias.
Sus piezas se articulan en la simpleza de sus argumentos, creando así un espejo de reflexión entre la obra y quien las mira; la identidad desconocida del rostro de Timoteo es el reflejo de la impersonalidad que nos provoca el asilamiento urbano de las ciudades contemporáneas, o el anonimato a que nos conlleva la compleja articulación de una sociedad donde pocos son hombres y nombres reconocibles o reconocidos, los demás nos vemos relegados a conformar lo que el sociólogo Gustave Le Bon definiría como la masa: "Una agrupación humana con los rasgos de pérdida de control racional, mayor sugestionabilidad, contagio emocional, imitación, sentimiento de omnipotencia y anonimato para el individuo".
Por otra parte, lo que el artista nos propone objetualmente nos recuerda el oficio de dibujante que proviene del cómic, ya que se trata de una traspolación de la bidimencionalidad a la tridimensionalidad. Volumetría formada con un carácter de concordancia a la cultura actual, en la que el pre-diseño de las formas permite una identidad con el consumo de objetos e imágenes, que son al mismo tiempo autorales y no referenciales.
Es así como podemos decir que, en la obra de Rodrigo de la Sierra, la crítica social y el humor dan origen a la creación de un inconfundible lenguaje visual icónico, donde la identidad es recuperada del espectador a la obra, tal vez para establecer coincidencias y parecidos entre quien la ve y quien la narra.