Estar entre muros es libertad, la libertad del encuentro entre sombras y luces, líneas que devienen en desnudez de alma, manos de eternidad, paredes agrietadas, ventanas, árboles, arrugasraíces, líneas que crean su propio lenguaje, Caro, muy Caro, de herencia clásica, de asombrosa seguridad, de quien se sabe, y es Creador. Cada cuadro es un mundo, una historia sin discurso, habitan pasiones sin contención, caligrafías como senderos, viajes introspectivos bañados en atisbos de azules, aguamarinas, de mantos ocres, nostálgicos, desleídos. Mirar la obra de Aurora Caro deja el aroma de los muros íntimos, que no se cantan, solo se viven, una y otra vez, en el perplejo sueño de la filigrana…
Celia Pedrero

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