Manuel Lizama: “Las mariposas son del viento”

Manuel Lizama: “Las mariposas son del viento”

El Macay acoge 44 grabados en linóleo del artista yucateco

Así, con el poético título “Las mariposas del viento”, es como titula el maestro Manuel Lizama Salazar a su colección de 44 grabados en linóleo, que se exhiben en la Sala 1 del Macay desde el 19 de pasado, como parte de las exposiciones inauguradas en la tercer trimestre del año.

Vinculadas con lo leve y efímero, lo colorido y lo floral, las mariposas en el imaginario popular evocan a escenarios en los que reinan la primavera, la esperanza y el regocijo de renacer. Se suele pensar en su simetría elemental y sus vivos colores, así como en el ancestral y rico simbolismo que las acompaña y al que han sido vinculadas a lo largo de la historia.

Y éste es precisamente el acento que ha dado Lizama a su exposición: sus mariposas monocromas conviven con los personajes que pueblan su colección, representantes de las culturas maya y tolteca y en cada una de sus gráficas se reinventa en una nueva forma de relación hombre-insecto-mitología.

La idea, comenta, surgió después de ver la película “El lenguaje de las mariposas” de la cual apresó el título, y de leer textos mitológicos de las culturas precolombinas maya y tolteca. Fue así como dejó aflorar a su lienzo a figuras de hombres y mujeres que interactúan de uno u otro modo con las mariposas, desde “La mariposa celeste”, “El rincón de las mariposas”, “Las mariposas del sol”, “de la luna y de la fiesta”, entre otras.

En particular, una de sus estampas se titula “A dónde irán mis mariposas”, metáfora significativa del maestro Lizama que se pregunta el destino de sus propias obras, que luego de ser entregadas a su nuevo dueño toman diversos rumbos y experimentan destinos también muy distintos.

La mariposa, insecto motor de la propuesta visual, tiene su propia cauda de tradiciones y creencias, de la mano de escarabajos, escorpiones y turixes que en cada región y en cada población y cada casa adquieren significados diferentes. Y además de su poderosa presencia en la cultura prehispánica, las mariposas se han incorporado al patrimonio natural mexicano: la famosa “Monarca” goza de su propio santuario.

Lizama, no obstante, no se centra en esa categoría patrimonial ni acude necesariamente a la conciencia ecológica. Mucho menos nos podemos aventurar a acercarnos a los movedizos terrenos de las teorías del caos hoy que tanto se habla del “efecto mariposa”. El maestro tampoco opta por explotar la simetría del insecto cuyo uso repetitivo puede crear hasta patrones de diseño ni a hacer juegos geométricos. Así las cosas, la visión de Lizama es más anecdótica y a la vez ciertamente poética.

Lizama apunta que para trabajar esta colección desde el principio no le puso tanta atención al color ni a su forma sino más bien a la relación del insecto con el ser humano. Para informarse, como ya hemos dicho, acudió a lecturas de las mitología antigua, tanto occidental como oriental y prehispánica maya y tolteca. Por eso un tema naturalmente vinculado con el colorido fue ahora tratado de manera diferente en el mundo pictórico y gráfico de Lizama, usualmente surcado de personajes de un Yucatán intemporal y mítico, surgidos de la tradición prehispánica, y de acciones y costumbres que son fruto del sincretismo religioso. Estos personajes y acontecimientos pueden ser brujos, sueños adivinatorios, profecías, augurios, noches de luna, rituales, ceremonias de muertos, antiguas leyendas y muchos más. La gráfica, en particular el grabado en linóleo, es compañera permanente de Lizama quien la alterna con otras técnicas: “después de tener una sesión de pintura me gusta volver al grabado, investigar, leer y trabajar en él”, de modo que esta vez el maestro se ha distanciado del color, de los matices, de las grandes dimensiones y otras búsquedas para concentrarse en el poder de la línea y la elocuencia del dibujo en altos contrastes. Como hemos dicho ya, la actividad le es entrañable y siempre le “llama” de nuevo después de pintar: Unas veces el motivo ha sido la ciudad y sus paisajes urbanos; otras, las estampas rurales; otras más, los personajes mágicos del imaginario popular yucateco, pero siempre hay una buena razón, un hilo conductor poderoso. Monocromática, caracterizada por los trazos de alto contraste que ofrece el linóleo como técnica creativa, con un resultado de matices expresionistas, la factura plástica de Lizama no disimula ni su experiencia ni su notable congruencia interna con el tema y sus motivaciones.

Con 55 años de experiencia, Manuel Lizama continúa activo y prolífico. En la amplia colección de la Sala 1 su imaginación brinda con generosidad cuantiosos escenarios posibles, imaginados o no, para las mariposas. Sus títulos hablan: “El señor de las mariposas”, “Ninfa y las mariposas”, “Sueño con mariposas”, “Mariposa de obsidiana”, “Mariposa de jade”, “El genio de los sueños”, “Música de caña a la papalotl”, “A dónde irán mis mariposas”, “Alas de primavera”, “Deidad del mar.” y así, 44 evocaciones para conocer a estos personajes que danzan, oran, gozan, sueñan y se encuentran, pero sobre todo interactúan con las míticas mariposas, las mariposas de viento. – María Teresa Mézquita Méndez
 

Fuentes: Diario de Yucatán