Peculiar forma de concebir y ocupar su "tiempo libre"
Originario de Tixkokob, Yucatán, Felipe Juárez Silva encuentra en la escultura el medio ideal para relacionarse de una manera más equilibrada consigo mismo y su entorno.
En sus manos se encuentran la experiencia y el conocimiento; él mismo fabrica las herramientas que le han de servir para el tallado de sus esculturas en madera de mora, jabín, roble, cedro o zapote.
En 1988, tras el paso del huracán “Gilberto” por la península de Yucatán, un tronco de árbol de zapote que había caído a causa de los fuertes vientos “lo eligió” para expresarse. Felipe Juárez desarrolló un vínculo muy especial con la madera que a partir de entonces aguarda ansiosa, una y otra vez, contacto con sus manos para dar vida a rostros, formas y figuras humanas, que conquistan nuestra mirada.
Tras veinticinco años dedicando parte de su tiempo libre a recolectar toda clase de troncos y retazos de madera, el maestro Juárez ha logrado realizar una importante colección de cincuenta esculturas en pequeño, mediano y gran formato.
Actualmente y desde el pasado 19 de julio expone por segunda vez en el Macay. En esta ocasión la Sala 8 bis alberga su serie “Maderas Sensuales II”, cuyos personajes parecieran salir de un bosque encantado. Si bien las esculturas presentan marcados rasgos indígenas, también se aprecian sutiles guiños de fantasía, donde la madera misma nos demuestra que no teme expresarse.
Aunque no cuenta con una formación artística o especialidad en tallado, es innegable la experiencia y el don que posee Felipe Juárez para dotar de nueva vida la madera y troncos que muchos consideran de desecho.
Seguro te ha pasado, imaginas rostros y siluetas o descubres pequeños ojos que te observan entre las grietas y texturas de los árboles. Que delicia tener la capacidad, el gusto y la paciencia para traer a esos seres fantásticos a la realidad.
Admirable el trabajo de este hombre, y aunque modestamente lo describe como solo un pasatiempo, no desvirtúa ni demerita la calidad de la obra que presenta.
Felipe Juárez Silva es cronista de su ciudad y un profesor jubilado cuya calidad humana no deja duda; con tan solo mirar a detalle cada una de sus esculturas, uno puede descubrir mucho más que las figuras humanas que se revelan.- Aída Barrera Pino