Explicaciones de un muerto. Joseph Beuys: de liebres, coyotes y Mario Bellatín

Explicaciones de un muerto. Joseph Beuys: de liebres, coyotes y Mario Bellatín

Toma a esta liebre muerta como ejemplo: representa la posibilidad de lo que pudo ser y también de lo que será. Ya sé que está muerta, es evidente: su cuerpo flácido; su falta de carácter; sus ojos apenas abiertos postrados en la nada. Toma ahora lo que voy a hacer con ella: mírala caminar; mírala arrastrándose; mírala saltando; mírala guiada por mis manos, por mi voluntad. Mírala ahora, a expensas de mi explicación: le voy a exponer sobre cada uno de los cuadros que tengo aquí, en los bastidores; mírala cómo no pone ni un poquito de resistencia; mírala ahora cómo absorbe toda la teoría, toda la interpretación, todo el conocimiento. ¿La ves?.

Olvídate por un momento de la miel y el polvo de oro en mi rostro, por terrorífico que parezca, estás perdiendo el foco: aquí el asunto no es la parafernalia, no es el horror mórbido y voyeurista; aquí el asunto es el discurso pedagógico, el orden antroposófico: esta liebre muerta me está enseñando más de arte de lo que yo sería capaz; primero, porque todo en su naturaleza es arte, lejos de la domesticación humana, de las convenciones sociales y de los reforzadores capitalistas a los que te atienes tú, y segundo, porque está muerta. ¿No la ves? Le voy a hablar de Lewis Carroll y de Schiller y le va a importar un comino; le voy a hablar sobre las maravillas del espíritu universal y la libertad de sentir y emocionarse con cualquier cosa y de cómo eso es el verdadero arte y no va a hacer nada al respecto. Porque está muerta; como tú; como la gente que nos mira detrás del vidrio, cual panóptico muerto; como la sociedad allá afuera. Muerta.

Toma a este coyote vivo como ejemplo: representa la posibilidad de lo que es y también de lo que no es. Voy a pasar siete días con él, encerrado pero visible para que nos juzguen desde afuera. Jugaremos con bastones y mantas de fieltro. Le voy a dar el “Wall Street Journal” todos los días para que lo lea. ¿Para que lo lea, te dije? Qué va a ser: para que lo orine; que es lo único de provecho que se puede hacer con eso; el coyote sabe. Voy a intentar amaestrarlo; primero como cirquero, luego como chamán. Va a intentar morderme, como tú. Y lo reprenderé y luego lo abrazaré y luego lo reprenderé y luego lo abrazaré hasta que se me cansen los brazos porque todos sabemos que el reforzamiento intermitente es el más efectivo, y también el más cruel.

Y lo voy a amar; y él me va a amar a mí. Al final.

Toma a este escritor disecado como ejemplo, dice que se llama Mario Bellatín: representa la posibilidad de un personaje que se reconstruye libro a libro; biografía ficcionada de por medio. Al escritor le falta un brazo y se intercambia prótesis a voluntad, dependiendo de la sesión fotográfica: garfios, ganchos, dildos, plumas, dedos mecánicos. El escritor me admira como agente social más que como artista; más como pedagogo y sinodal que como escultura social perdurable en el tiempo. Dice que mi legado en el mundo del arte es incuantificable. También lo dice Marina Abramovic, pero no sé si le crean. El escritor también juega a ser fotógrafo de vez en cuando; y a hacer performances de vez en cuando; y a escribir ópera de vez en cuando. Lo que no hace de vez en cuando es admirarme y tratar de arrojar al mundo en un mensaje encriptado que el arte debería ser un asunto integral: ficción, lección, subversión; un escape y un trabajo; un performance y una realidad palpable, tangible; un objeto que sea recordado para ser quemado al final. Un personaje de ficción que se deje entrever cada par de líneas; una simbología donde una liebre muerta o un coyote vivo puedan significar cualquier cosa, incluyendo el discurso del artista sobre su propia obra. Que el arte debería ser más de esto, no de aquello otro.

Sobre el artista
Joseph Beuys (1921-1986), artista alemán considerado como uno de los más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. Su obra incluyó la escultura, el performance, la instalación y la pedagogía. Para este texto se tomaron como referencias dos de sus obras más conocidas: “Cómo explicar los cuadros a una liebre muerta”, de 1965, y “Me gusta América y a América le gusto yo”, de 1974.

Sobre el escritor
Mario Bellatín (Ciudad de México, 1960), es escritor, fundamentalmente. Su obra abarca la fotografía, la ópera y la pedagogía. Considerada una de las voces más importantes de la Literatura latinoamericana en la última década. Su libro “Lecciones para una liebre muerta” está inspirado en la obra del artista alemán.

Fuentes: Diario de Yucatán