Signos misteriosos, grafías inexplicables, ilustraciones enigmáticas…. Sin duda es uno de los objetos-acertijo más apasionantes. Lleva el nombre de Wilfrid Voynich, un polaco nacionalizado estadounidense, comerciante de antiguos volúmenes, quien lo descubrió en 1912. Conocido precisamente como el Manuscrito Voynich, es un muy pequeño y misterioso libro que durante el último siglo ha sido el gran indescifrable, el gran reto para investigadores, científicos y especialistas. Sin revelar sus secretos y gracias a la editorial Sirio, la obra impresa ya se muestra ante los ojos de miles de lectores que finalmente no necesitan acudir al original para especular en su insondable significado.
Quizá con este ejemplo, el de la edición masiva de tan inquietante manuscrito se puede comenzar un comentario sobre algunas nuevas realidades en el contexto del Día del libro celebrado ayer, en la conmemoración del fallecimiento de Cervantes y Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
El libro físico (y con él las revistas, los periódicos y otros medios impresos) parecería estar condenado a su desaparición frente a la avalancha digital. Y aunque no sea una realidad sino todavía una perspectiva, todo parece anunciar que así será.
Sin embargo, al mismo tiempo que esto sucede, el libro objeto editado con materiales de calidad, el “libro de artista”, el libro artesanal, el encuadernado tradicional, y la recuperación de técnicas gráficas y de iluminación adquieren nueva relevancia y atraen la atención de ciertos públicos que, sin embargo, todavía son selectos.
Como ejemplo de lo que ahora sucede, Scriptorium (scriptorium.net) y Patrimonio ediciones (patrimonio-ediciones.com) editan facsímiles en forma artesanal y manual, a fin de poner a disposición del comprador libros manuscritos en pergaminos, encuadernados en piel e iluminados a mano (incluso con detalles de extremo lujo, como letras de oro e incrustaciones de piedras preciosas) a fin de recrear con toda la fidelidad posible ejemplares medievales, incunables y muy antiguos libros de horas, cánticos, tratados y otras obras de precioso acabado, antes limitados a monasterios y bibliotecas palaciegas. Hoy la oferta es aún elitista (son sumamente caros) pero están disponibles para adquisición, contemplación y goce de quien desee y pueda pagarlos.
De manera semejante, invocando tal vez al poder de la nostalgia, la Real Academia Española (www.facsimilesrae.com) editó en el tricentenario de su fundación un facsimilar en rústica y en versión de lujo del primer Diccionario de Autoridades (el primer repertorio lexicográfico aparecido entre 1726 y 1739).
Al igual que entonces, hace casi tres siglos, hoy se imprimieron los seis tomos de la obra, cada uno a la venta a 29.90 euros (600 pesos). Si se elige la edición de lujo, cada ejemplar cuesta 198 euros (1,188 la colección completa de 6 tomos; 23,760 pesos), encuadernados en polipiel, con tapa dura con cartón, cosidos con hilo vegetal “…cinco nervios en el lomo, estampación con oro viejo, tejuelos y cantos tintados en anilina, cabezadas y guardas fantasía”. La edición es numerada.
A su vez, la editorial Maxtor (www.maxtor.es) hace años que reimprime y edita digitalmente una buena cantidad de facsimilares (ya ha recuperado más de un millar de títulos) de obras de siglos pasados, principalmente de editoriales españolas aunque también de ediciones en francés e italiano. Estos volúmenes impresos, —que por cierto estuvieron a la venta aquí en Mérida en su propio estand en las primeras ediciones de la Filey—, se reproducen íntegros con sus portadas y cajas de texto originales, los hay desde el siglo XVII aunque la mayoría sean del XIX y de principios del XX.
Entre los peculiares impresos, cuyas portadas ilustran imágenes de reminiscencias románticas o art nouveau, están por ejemplo el Corán o El Cid Campeador, manuales de Recorridos turísticos por Asturias, Galicia o Madrid, los famosos diálogos de pintura de Vicente Carducho (Carducci), el Libro del arte de Cennino Ceninni y el Tratado de la pintura de Leonardo da Vinci.
Como curiosidad, hay un buen número de manuales de técnicas del siglo XIX surgidos de la famosa imprenta madrileña de Saturnino Calleja (antecesores del “Hágalo usted mismo”, hoy conocidos como DIY por sus siglas en inglés “do it yourself” ). Entre ellos, por ejemplo, llaman la atención: El “Arte de enseñar a escribir”, “…de fabricar salitre y pólvora”, “…de destilar aguardientes y licores”, “…de echar las cartas”, “…de conducir un automóvil”, “…de curtir pieles”, “…de hacer vizcochería” o incluso, increíblemente el arte “de furtar”, es decir, cómo robarle al prójimo. El precio de los ejemplares impresos es mucho más accesible: de 10 euros en adelante (200 pesos) aunque las ediciones digitales se venden también en PDF, en línea, a precios aún menores.— María Teresa Mézquita Méndez para El Macay en la Cultura
De un vistazo
Ediciones de lujo
Los facsímiles artesanales son sumamente caros. Aunque ediciones más accesibles, a 200 pesos, las tiene por ejemplo la editorial Maxtor. “Entre los peculiares impresos, cuyas portadas ilustran imágenes de reminiscencias románticas o art nouveau, están por ejemplo el Corán o El Cid Campeador, manuales de recorridos turísticos o el Tratado de la pintura de Leonardo da Vinci”, indica María Teresa Mézquita.
Un auge distinto para libros impresos: los facsímiles y artesanales, para lectores refinados
